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Varices – Esclerosis de arañas vasculares

Varices – Esclerosis de arañas vasculares

Una variz es, por definición, la dilatación anormal de una vena. Además de lo antiestético, puede originar graves complicaciones: flebitis, trombosis, úlceras, manchas en la piel, etc.

Por factores genéticos y constitucionales, por un proceso fisiológico involutivo, y por la concurrencia de algunas situaciones o enfermedades (embarazo, tabaquismo, etc.) cualquier vena, fundamentalmente las de las extremidades inferiores (por el factor de la gravedad que incide en la bipedestación de los humanos), puede dilatarse.

La esclerosis vascular ha sido, hasta hace poco, el tratamiento ideal de las pequeñas varices (menos de 1 ó o 2 milímetros de diámetro, y apenas palpables bajo la piel), arañas vasculares, filamentos “tipo escoba”, etc.; fuera cual fuera su localización.

Con el desarrollo de nuevos procedimientos y tecnologías, que ahora describiremos, hoy se puede decir que prácticamente todas las varices pueden ser eliminadas mediante escleroterapia.

MÉTODO

En todos los casos, la esclerosis vascular consiste en la producción de una reacción inflamatoria controlada en las paredes internas de la vena dilatada, con fibrosis y proceso cicatricial secundarios, que van a determinar obliteración y, por lo tanto, desaparición de la variz como tal.

Existen diversos procedimientos para la esclerosis vascular:

Esclerosis química, inyectando un líquido, llamado esclerosante, cuyas características o propiedades provocan la reacción mencionada; existen muchos tipos de esclerosantes químicos.

Crioesclerosis, inyectando esos mismos esclerosantes, convenientemente preparados, a temperaturas inferiores a –30 ºC; se asocia así el efecto esclerosante del frío, con menor dosis de producto y menor reacción inflamatoria.

Esclerosis con espuma, inyectando los esclerosantes en forma de espuma, mediante su manipulación físico-química. Se consigue mayor contacto, y por consiguiente mayor efecto, de las moléculas del esclerosante con las paredes vasculares, por desplazamiento íntegro (y no por dilución) de la sangre en la variz.

Electroesclerosis, utilizando corrientes de diferentes características pero de muy baja intensidad, para lograr la electrocoagulación. En los procedimientos más sofisticados, la corriente se transmite a través de una solución que se inyecta simultáneamente.

Fotoesclerosis, utilizando energías lumínicas muy especiales (láser y otras), para lograr la coagulación y colapso de las paredes vasculares.

Todos los procedimientos son igualmente efectivos; es una cuestión de indicación específica, que solo el médico y cirujano cosmético puede realizar para cada caso concreto, y de su adecuado manejo.

En la esclerosis química clásica, en la crioesclerosis y en la esclerosis con espuma se utilizan esclerosantes clásicos, puros, diluidos o combinados adecuadamente. En cada sesión de tratamiento, se utilizan de dos a diez centímetros cúbicos de esclerosante, que se inyectan mediante una aguja muy fina y que se distribuyen en uno o varios trayectos varicosos.

En la electroesclerosis se utilizan corrientes de baja intensidad, que se transmiten directamente a la pared vascular mediante una aguja-electrodo, o a través de una solución química inyectada al mismo tiempo.

En la fotoesclerosis, los diferentes equipos utilizados emiten sus energías a través de cabezales, sin que, en muchos casos, sea necesario el contacto con la piel.

Según la extensión del proceso y el procedimiento elegido, el tratamiento se resuelve en una o varias sesiones; en este segundo caso, se suele realizar una sesión semanal para cada pierna, hasta completar el tratamiento.

Después de cada sesión se puede colocar un vendaje compresivo en la zona tratada, durante cuarenta y ocho horas, que puede retirarse las veces que sea necesario para realizar la higiene corporal o aplicar algún producto tópico que haya sido prescrito.

Según el procedimiento, una sesión puede durar de quince a sesenta minutos.